Hambruna aprista

|

Por: Ricardo León Aguilar

El problema más común que las madres enfrentan cuando sus hijos son pequeños, es sin lugar a duda la inapetencia de ellos. No sé por qué motivo los niños, muchas veces, no quieres comer. Casi siempre paran llenos, al menos de golosinas. Las madres inventan juegos divertidísimos para tumbar la voluntad del no comer de sus hijos; pero, cuando eso falla, intentan asustar al niño para que coma. El clásico monstro llamado “cuco” entra a tallar.

Mi niñez no fue la excepción. Sufría de un cuadro de inapetencia crónica, tan sólo tenía hambre para golosinas. Mi mamá utilizó todos los juegos clásicos en esta materia. Pasó desde el avioncito cargado de comida que tenía que aterrizar en mi boca, hasta el camioncito que de todas maneras tenía que estacionarse. Ninguno de estos métodos funcionó conmigo, salvo uno.

-Tienes que comer, o si no va a volver la hambruna como en el gobierno de Alan García- me decía mi madre –cuando fue presidente no había, leche, arroz ni golosinas; y, si no comes el volverá y nuevamente no habrá nada de comer-.

Por suerte yo había nacido cerca del último año del gobierno de este personaje que me acompañó toda mi infancia, aún así, crecí teniéndole miedo a ese mítico ser. Yo creía que este funesto presidente, era como un monstruo que se había acabado toda la comida del Perú en la década de los 80. Les aseguro, su actual figura no ayuda en nada a menguar aquel temor, pues hoy está con un cuerpo elefantiásico, con promitentes protuberancias que le salen del pecho y que los utiliza dándoles ritmo al bailar. Al verlo, cualquier niño diría que efectivamente este individuo tetón, cuando está en la cúspide del poder volverá la hambruna, pues de seguro todo se lo comerá. Ni Gastón Acurio le podrá hacer frente.

Él quiere comer. Está decido a hacerlo de todas maneras. Basta leer uno de sus tantos artículos “El Perro del Hortelano”, el que no come y no deja comer. Sería muy interesante, que aquella hambre glotona, se dedicase también a comer y destruir la corrupción. Nadie se le cree esas falsas llamadas de atención al poder Judicial por las demoras en el caso de los “Petroaudios”. Se niega a aceptar que su entorno más cercano está involucrado en estos casos de ventas de lotes petroleros. Pero, lo que sí está muy interesado es en ver quien pagó para que se grabasen aquellas secretas conversaciones.

No cabe duda, que gracias a la grabación de ese negociado ilegal, se ha conocido el mayor escándalo de corrupción de este gobierno. Sin embargo, no es aceptable utilizar medios ilegales para descubrir otra ilegalidad, pero cuando está en riesgo el bienestar común, creo que es imperioso recurrir a ello.

Por si ello fuese poco, los indicios de corrupción no han quedado ahí. Para aumentar una raya más al tigre, indultó a José Enrique Crousillat, el dueño de América Televisión que vendió toda su línea editorial a la corrupción de Alberto Fujimori. Gracias a la presión de los medios de comunicación, deshizo el indultó y sacrificó a su ministro y compañero aprista, Aurelio Pastor.

Viendo este panorama político, nos damos cuenta que no sólo es un hecho de personas individuales, sino que muchos de estos actos nacen desde grupos políticos. Es también el caso de Cajamarca, en la que un ex alcalde aprista está envuelto en procesos judiciales por supuestos casos de corrupción en todo su gobierno. Sin embargo, el vetusto aprismo, distorsionado de sus primeros postulados políticos, nos pretende seguir gobernando. No sé con qué intención. Tal vez de perpetuarse en el poder y hacer de las suyas o, con la intención de seguir haciéndonos pasar hambruna tanto de valores éticos como en desatención al pueblo.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Todos los comentaros con mesura, para que no sean borrados.