El simpático padre Miguel

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Por: Ricardo León Aguilar

La semana pasada, una emisora de radio nacional organizó un concurso en Cajamarca para determinar al personaje del año. Este certamen recogió los votos de la gente para ver qué persona cajamarquina debe de ser catalogada como el personaje destacado del año 2009. Esto sin duda es un premio por sus logros y méritos en su trayectoria.

El ganador del personaje del año fue el carismático Miguel Garnett. Él adoptó la nacionalidad peruana en 1974. Se puede decir que él eligió ser cajamarquino por propia decisión y no por azares de la naturaleza.

A sus 74 años de edad ha logrado combinar el karate, la pintura, la reflexología, la escritura, la docencia y el sacerdocio dentro de su vida. Es realmente multifacético, y en mérito al buen inglés de nacimiento que es, jamás pierde la responsabilidad en todos sus quehaceres. Ser amigo suyo es un privilegio, uno puede hablar desde crítica de cine hasta las más profundas reflexiones de teología. Su actitud juvenil hace que posea una mirada amplia de la vida, sin reducirla a una aburrida monotonía.

Su arte se pasea desde bellos cuadros de paisajes, que fueron pintados con anécdotas incluidas, hasta obras literarias que valen la pena leer y releer. Su obra “Escorpio”, un conjunto de ensayos, nos hacen pensar en el desenvolvimiento de la creación del arte, dentro de lo que él llama el Gran Teatro del Mundo. Su novela “A ojo de pájaro” nos hace reflexionar sobre la realidad cajamarquina, con una serie de peripecias que realizan desde huaqueros, periodistas y cantantes de rock así como autoridades. También encontramos a “Rondo”, en la que relata la vida de Condorcocha, un pueblecito serrano que conjuga la realidad andina. Al leerla, uno termina llorando por el personaje principal. La última entrega literaria de Miguel fue “Yo, Cornelio” (su décima obra), publicada el año pasado, nos relata parte de la vida y el cambio de un centurión romano que logró conocer a Jesús; y logra transportarnos mediante su prosa a los lugares que recorrió Jesucristo. Estas son unas cuantas de las tantas que tiene este gran cajamarquino.

Él ha demostrado en muchos momentos el compromiso que tiene con esta tierra que a veces lo desespera, o mejor dicho, le desesperan algunas actitudes antipáticas de ciertos cajamarquinos. Desde que llegó a Cajamarca, entregó todo por esta tierra, conoce más de esta tierra que muchos de nosotros. Por largos años ha vivido en diferentes provincias, lo que le permitió conocer de cerca la realidad y afianzar su compromiso cristiano de salvación.

Es por todo ello, que realmente merece este reconocimiento y muchos más, pues ha entregado mucho a esta tierra. Es necesario que muchos sigamos su ejemplo de compromiso y entrega a nuestra tierra, ya que él nos demuestra que desde Cajamarca se pueden hacer grandes cosas y ser reconocidas a nivel nacional.

No puedo dejar de recordar y mencionar que fue gracias a él que me animé a escribir, conocer y entrenarme en este fascinante mundo de las letras. Gracias Miguel por decidir ser cajamarquino.

La promo

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Por: Ricardo León Aguilar

-Habla promo- así empezó el reencuentro del 26 de diciembre del año pasado.

Muchos de nosotros ya no nos habíamos después de muchos años.

-Ese pavo, ta que trabaja aquí creo- dijo alguno viendo que uno de la promo bajaba unas gradas, pues había entrado por otro lugar al restaurant.

Empezábamos a reunirnos, ha volver a vernos a reconocer las caras y por no decir a volver a jodernos; no, con un ánimo malo, sino, la joda de los tiempos del cole, de los momentos de llamada de lista de los profes que les proseguían ecos con los apodos de todos nosotros.

-Bomba, Vallejo, Shipi, Picachu, Pato, Narincho, Yuka, Chato, Vaca, Cote, Curu, Chocho, etc- todos estos apodos fueron los bautizos que nos hicimos nosotros mismos. Jamás supimos que al recordarlos nos sacarían una sonrisa en aulas de universidad o el sitio dónde estemos.

-Vamo a comer ya- decían algunos queriendo entrar ya a sentarse en las mesas del restaurant.

-Ta mare, no jodas mierda, hay que esperar que lleguen más de la promo- respondían algunos mirando a la puerta para ver que alguien más que el Shipi esté llegando al lugar del reencuentro.

-Ya pe, hay que esperarlos con unas chelitas- dijo alguno y todos sin perder la conducta alcohólica que nos ha perseguido por años, nos dispusimos a seguirle.

Empezaron las charlas, preguntar qué están haciendo muchos de ellos, si trabajan, estudian o siguen de vagos.

Recordar a algunos compañeros, fue parte de la conversación.

-Hace años que lo veo- era la respuesta común al mencionar a algunos nombres de la promo.

La tarde siguió pasando, se acabaron las chelas. Todos empezamos a pedir la carta. La elección giro en torno a un plato de cuy, trucha y bisteck a lo pobre.

-Puta mare, esto está telasa- se quejaba alguno al ver el ridículo trozo de cuy que le pusieron el plato.

-Encima de todo más caro la webada esta- decía otro –que chucha comamos nomas-

Realmente la comida no fue tan buena, pero el momento de ver a los patas que hemos pasado 5 años de nuestras en mismo salón era la mejor recompensa que se podría querer en ese momento.

Después de la comida, decidimos irnos a tomar algunos tragos.

El pavo, como de costumbre, dirigió la dirección de nuestro camino para encontrar un buen sitio dónde tomar a las 3 de la tarde un día después de navidad.

-Vamo a la esquina- decía el Pavo- es cerca de la plaza, ahí la hacemos-

Sabiendo la experiencia del Pavo y la aprobación del experto del Chocho, decidimos irnos, todos, aquel lugar.

El bar se encontraba en segundo piso de una tienda bien surtida que queda justo en una esquina de alguna calle de la ciudad. El lugar era agradable aunque la música estaba pésima, tanto así que uno de los de la promo encendió su celular para tener un mejor ambiente.

El licor como de costumbre nos devolvió la confianza de familia que teníamos en el cole. Hablamos de todo. Nos jodimos. Nos contamos cosas de nuestra vida. Extrañamos juntos al cole. Realmente fue un momento lleno de amistad y fraternidad.

Al acabar ya las cervezas, decidimos ir a comer algo. Como es natural, luego de haber estado con tus patas tomando, no te queda mucho dinero en los bolsillos. Así que propusieron:

-Vamo a comprar papas fritas. ¿Cuánto hay?- dijo alguno

-10 lucas creo, juntando entre todos- respondí otro

-Ya chévere vamo- remato el primero

Fuimos a una pollería no muy grande que alguien de la promo recomendó. Al estar allí esperando, se le ocurrió a más viejo de la promo (el Chocho) a comer ají. La chacota de estar con tus amigos de infancia y adolescencia hizo que empecemos un gracioso concurso de quien come más ají. Al final nos trajeron las papas fritas para convertirlas en un macerado picante de papas fritas con ají. Salimos realmente picados por la mescla, pero con un agradable contento de volvernos haber reencontrado.

Pd. No sólo hablamos cojudeces, ya que el Picachú nos dio cátedra de macroeconomía y microeconomía. Otros de teología y política. Todo eso consiguió que el pavo y el chocho se queden jatos un momento.

Pd2. Para la próxima vayan más, para que haya más chela.

Reina sin rey

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Por: Ricardo León Aguilar

En 1921, se inició por primera vez un concurso de belleza tal como lo conocemos hoy. Este evento se realizó en Atlanta City de los Estados Unidos. Históricamente, esta costumbre de elegir a una persona que posea ciertas cualidades que otras no poseen, nació en Europa, en la que se elegía simbólicamente a un rey y reina de un determinado lugar. En esos concursos se buscaba la persona que represente las mejores virtudes de la localidad. No necesariamente ganaba la persona con mayor belleza física.

La denominación que se le da en Estado Unidos a la ganadora de estos concursos es el de “Miss” que significa en castellano “señorita”. No utilizan el apelativo de reina como en nuestro medio.

Los concursos de bellezas actuales siempre han recibido innumerables críticas ya que se somete a la mujer a una exhibición de su cuerpo, dejando de lado el aspecto racional e intelectual que deben de poseer las jovencitas. Ante ello, los organizadores de los concursos, les sueltan preguntas totalmente ridículas que tienen la suerte de ser un insulto al intelecto humano. Además, se sabe que los supuestos sobres secretos, que sacan las concursantes, ya han sido leídos previamente por ellas.

Cajamarca no ajena de ello, organiza un concurso de belleza dentro de la festividad del carnaval. Convocan a todos los barrios con la finalidad que postulen a sus más bellas adolescentes en este concurso. Este año, el entusiasmo por participar estuvo avivado por el regalo de un auto totalmente nuevo. Me imagino que aquello hizo saltar de felicidad y ansias de ganar a muchas jovencitas.

Lamentablemente, este concurso de belleza en el fondo no saca a relucir en nada lo tradicional de Cajamarca. Pues, se trata de copiar los eventos europeos que para colmo, sólo, han sido mal vistos por televisión. Y, para variar, jóvenes policías se tiene que quedar parados por más de 6 horas sobre el tabladillo por donde desfilarán las candidatas. Esto me hace pensar, que en el fondo, queremos parecer a este evento a una coronación de verdaderos reyes europeos. Los reyes europeos tienen militares asistiéndolos, debido a que es imperioso, en su modelo, que el poder público se subsuma a la corona. En nuestro caso, los jóvenes policías vestidos en sus uniformes de gala se subsumen cómicamente a las candidatas a Reina del Carnaval. Este hecho, que puede pasar desapercibido para muchos, da a entender que, en esta fiesta, el poder estatal se inca ante una reina de belleza. Igualmente relucimos nuestro machismo al tener una reina y jamás darle un rey. Una línea más al garabato de torpezas que hacemos los peruanos.

Todos los febreros los cajamarquinos nos segamos pensando que nuestro carnaval es único. No somos capaces de aceptar que nuestra fiesta no vende turísticamente, pese al potencial que tiene. Nuestros barrios, afanosos organizadores del carnaval, llevan a nuestras reinas, rebosantes de belleza, en unos gigantescos tráileres. Ese día, los tráileres dejan de realizar sus cotidianas labores de transporte de carga pesada, para llevar otro tipo de carga. Eso, me parece lo más insultante e indigno que puede haber para una señorita que va con ropa de gala. Combinan su belleza con un armazón metálico de carros que en días ordinarios transportan desde chatarra hasta materiales de construcción.

Es necesario que nuestro próximo patronato del carnaval organice una fiesta digna de la capital del carnaval, y no el mamarracho que se hace todos los años con accidentes incluidos.

Estado con demora

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Por: Ricardo León Aguilar
rleon.aguilar@yahoo.com


Uno de los fundamentos para crear al Estado fue que brinde los medios necesarios para satisfacer las necesidades de los ciudadanos. Ellos, otorgan al Estado el poder de gobernar y ostentar el “ius imperio” (poder supremo que posee el Estado gracias al pacto social) para generar así un clima de seguridad jurídica.

Para cumplir esta loable función de administración, el Estado prevé la constitución de ciertas instituciones y oficinas públicas, que serán las encargadas de materializar el poder encargado para satisfacción de los ciudadanos.

El poder estatal se estructuró realizando una división de poderes; es así, que hoy ostentamos tres: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Uno de los pensadores que desarrolló este planteamiento fue el francés Charles Louis de Secondat, más conocido como Montesquieu (1689 – 1755).

El define que el más importante viene a ser el Poder Judicial. Este es el encargado de administrar justicia, por tanto es un freno directo a los demás poderes. Ya que, si es imparcial y ecuánime en sus acciones, garantiza la libertad de la persona y el reconocimientos de todos los derechos conexos a su calidad.

Hoy en día, el Poder Judicial es vapuleado en todo el territorio nacional; y, no por capricho de la población sino, por esfuerzo de él mismo. Se han esforzado en llenar titulares de muchos medios de comunicación con jueces corruptos, demoras en procesos y malos tratos.

Este panorama no está lejos de Cajamarca, donde hoy, no sólo los jueces ejercen autoritarismo déspota, pues también los trabajadores administrativos despliegan un trato abusivo y denigrante hacia los administrados que acuden a estos órganos jurisdiccionales. En vez de poner coto a algún problema, salen llenos de ellos.

Estas últimas semanas, se han visto interminables colas en la oficina denominada Centro de Distribución General de la Corte Superior de Justicia de Cajamarca. Con pretexto que la mayoría de magistrados están de vacaciones en el mes de febrero, se han colocado tan sólo tres ridículas ventanillas que tienen que soportar la llegada de escritos de la sala civil, de las diferentes salas penales, juzgados civiles, penales, laborales y de familia. Sabiendo que la provincia de Cajamarca posee más de cien mil habitantes, es ilógico que estas tres ventanillas puedan atender la demanda de tutela jurisdiccional.

Lamentablemente, no sólo el problema es el reducido número de ventanillas. Ya que, existen trabajadores que tratan malcriada, déspota y arbitrariamente a los usuarios. Tanto es el temor que han causado, que hasta algunos abogados bajan la cabeza y suplican para que los atiendan antes de ir a tomar su refrigerio, pese a que hayan hecho colas de más de 45 minutos. Y, debido a la ineficiencia que tienen estos recepcionistas, que trabajan a velocidad de tortuga coja, llegan a la una y treinta de la tarde y desbaratan todas las colas y se niegan a atender.

Eso es un claro ejemplo de abuso del mísero poder que tienen. Olvidan que deben de atender a todos los que llegan antes de la una y treinta de tarde (que es hora de su refrigerio), y deben de estar en la capacidad de hacer frente a ese trabajo. Caso contrario, por ética personal, deben de renunciar y dedicarse a otra cosa que puedan hacer bien. De la misma manera, es culpa de la administración de esta institución estatal al no dotar de mecanismos logísticos como de personal a esta oficina. Es así, que cuando el funcionario o servidor público piensa que el poder que ejerce no es para servir a las demás personas, sino a sí mismo, este ejercicio se convierte en un acto déspota digno de las más imbéciles mentes trogloditas que piensan que el poder les coloca en un estatus superior.

Depredando el valle, pasé a la historia

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Por: Ricardo León Aguilar
rleon.aguilar@yahoo.com


Hace muchos años, Cajamarca era reconocida por ser una región lechera. Los prados verdes eran uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad. Las invernas daban cobijo al ganado, dotándoles de un buen pasto. Y, los establos de ganado proliferaron por todas partes. En ese entonces, se trataba de obtener tecnología para mejorar la producción de lácteos. Aún hoy, no es difícil encontrarlos muy cerca de la ciudad. Por ejemplo en el recorrido de Santa Bárbara en el distrito de Baños del Inca hacia el aeropuerto, uno puede notar una infinidad de establos, pese a ser un recorrido relativamente corto.

Con el tiempo Cajamarca, empezó a cambiar de actividad económica. Dejamos de ser una región ganadera para pasar a ser reconocidos como una ciudad minera y, poco a poco, me atrevería a decir como una ciudad comercial. Esto, puede haber sido beneficioso en ciertos aspectos, pero desagradable para otros. La conflictividad social ha aumentado alarmantemente. El descontento de ciertos sectores de la población sigue subiendo. Ello, a consecuencia de la mala redistribución de la riqueza en la región.

Para hacer frente a estos cambios, las autoridades políticas, han realizado y ejecutan diversos proyectos en lo referido a obras públicas. En la mayoría de casos, no han tenido la intención de combinar el boom económico con las antiguas actividades económicas y, mucho menos la modernidad con la naturaleza. Esto implica negar y despreciar nuestro pasado.

Estos afanes de propiciar un desarrollo desequilibrado, harán pasar a la historia a muchos políticos. Uno de ellos al alcalde de Cajamarca, pues, es su gestión la que ha propiciado una obra que será la culpable de matar el poco valle que poseemos. Llevará el cargo de conciencia por contribuir a que Cajamarca jamás vuelva ser reconocida como ciudad ganadera. Ningún producto lácteo tendrá el valor agregado de ser cajamarquino.

Esta obra denominada en quechua “Qapac Ñam”, que significa camino del inca, ha conseguido ser el camino a la depredación de las invernas y arboledas de Cajamarca. Me imagino que pronto la autopista de Cajamarca a Baños del Inca dejará de ser autopista y se convertirá en una triste avenida con fachadas de casas sin tarrajear y algunas tristes parcelas con vacas mal alimentadas. No es necesario ser muy ingenioso para prever que esta obra trae consigo una cola de crecimiento urbano alrededor de ella. Sin embargo, la idea central del Qapac Ñam, no es mala, ya que trata de descongestionar oficinas que se encuentran totalmente desordenadas a lo largo y ancho de la ciudad. Pero, lamentablemente no se respetó ningún criterio de conservación de los atractivos de la ciudad. Tampoco se respetó la iniciativa de crear un cinturón verde, como lo planteo el ex alcalde Luis Guerrero Figueroa. Con el cinturón verde se pretendía establecer una protección a la zona ganadera más bella de Cajamarca. Estas acciones como otras tantas, dejan ver que los políticos tradicionales, nunca siguen una línea de continuidad de las gestiones ediles. Tratan de desbaratar propuestas loables de sus antecesores. Cada uno en afán de protagonismo, pretenden plantear una solución muy a su manera, desacreditando o negando buenas ideas para un desarrollo sostenible.

Alcalde y presidente regional en huelga

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Ricardo León Aguilar
rleon.aguilar@yahoo.com

Una de las personas más sabias de Cajamarca, amigo mío, me preguntó ¿qué sucedería si a los alcaldes o presidente regional se les ocurriera entrar en huelga? Realmente la pregunta me hizo reflexionar por unos prolongados minutos. Ante mi silencio, nuevamente me realizó otra pregunta ¿qué sucedería si en vez de los alcaldes o presidente regional, el que entra en huelga es un barrendero de la ciudad?

Al tener las dos preguntas, traté de esbozar una respuesta. Si un alcalde o presidente regional entrara en huelga, realmente no pasaría gran cosa, -respondí-. Pero, si un barrendero entrara en huelga, la ciudad se ensucia y puede traer consigo un foco infeccioso muy peligroso.

Estas reflexiones, traen consigo una valoración de los cargos que ocupan ambas persona. Las autoridades elegidas democráticamente, ostentan el máximo cargo político y, de ellos depende la continuidad de la línea política, pese a ello, no son indispensables para gerenciar una municipalidad o gobierno regional. La gestión de las municipalidades o gobierno regional recae directamente en las diferentes gerencias. Aún así, ellos son los responsables de la gobernabilidad de la localidad. Por otro lado, tenemos a los barrenderos que gastan un gran esfuerzo físico y son los responsables directos de la salubridad de las calles.

En teoría, para llegar a un cargo político se necesita de liderazgo para detentar autoridad. Casi siempre esta última palabra es entendida como la facultad que tienen algunas personas para mandar déspotamente a sus adeptos. Empero, experiencias de buenos gobiernos, fuera y dentro del país, ha sido cuando la persona que asume un cargo ejerce liderazgo, pero, considerándolo como servicio hacia los demás y no servicio propio. Así, se ubica en el último lugar de la fila y hace un acompañamiento directo y cercano a sus adeptos, guiándolos. Esta acción les da autoridad. En ese sentido, no necesitaban del reconocimiento público o dar órdenes para plasmar su autoridad. Como ejemplo en Cajamarca, tuvimos al obispo emérito de la ciudad, el ya fallecido Mons. José Danmer Bellido. Él, no necesitaba hacer gala de su condición de obispo para poseer autoridad y ejercer así un liderazgo. Es más, mucha gente lo llamaba “Don Pepe” rompiendo las formalidades. Jamás perdió la autoridad y liderazgo, logrando trabajar coordinadamente a la Iglesia Católica, sociedad civil y Estado.

Hoy las autoridades necesitan reconocimientos públicos y ganar un buen sueldo para hacer sentir su autoridad. Pero, la verdad quisiera saber si alguna autoridad, política, militar, policial o religiosa realmente poseen verdadera autoridad. La respuesta me atrevo a decir que es negativa, ya que no debemos confundir a una autoridad con un jefe.

Volviendo nuevamente al punto; la semana pasada se plasmó en una encuesta realizada por este medio de comunicación (www.elclarin.pe), la desaprobación de la población a la actual gestión del Presidente Regional, Jesús Coronel Salirrosas. No obstante, en los últimos años, cualquier encuesta que pretenda medir la aprobación de un gobierno, será irremediablemente negativa para la autoridad. Del mismo modo, la población jamás participa dentro de las diferentes mesas, planes de concertación o presupuestos participativos. Algunas instituciones muy ligadas al desarrollo sí participan, pero en la mayoria de casos no poseen una legitimidad real de la población. Muy a mi pesar ningún ciudadano se involucra directamente en la conducción de su pueblo.

Sin embargo, no creo que refleje necesariamente el desinterés que tiene la población hacia la política y la gobernanza de su localidad. Sino que es una consecuencia de la falta de autoridad de la persona que ostenta un cargo político. Dentro de estas premisas me pregunto ¿nuestros políticos hablan con autoridad? Creo que la respuesta es negativa para ellos, ninguno habla con autoridad. Entonces ¿por qué les denominamos autoridades? El nombre correcto que debe ser utilizado debe ser “persona sin autoridad”. Así debe ser nombrada en los desfiles escolares, inauguraciones de obras y demás eventos públicos.

Para tener autoridad, su cargo debe servir en algo a la sociedad. En estos tiempos sólo ha servido para solicitar vacancias, revocatorias, investigaciones de viajes pagadas por una “disque” universidad (UAP), cuestionamientos a su gente de confianza, como en el caso de los diferentes gerentes regionales de Jesús Coronel, que por poco fueron sacados en burro en algunas provincias Cajamarquinas. Todo ello, les hace perder autoridad y trae consigo un retraso en Cajamarca, ya que la gente no se siente representada en sus autoridades sin autoridad. En esa disyuntiva, el trabajo del barrendero realmente es más importante que todas las acciones de estas personas. Ya que sin ellos, estaríamos en una ciudad del caos, que abundarían las pestes y la condición humana se degradaría.

Otra situación que exalta mi capacidad vomitiva, son los slogans que cuelgan fuera de las instituciones públicas en Cajamarca “Trabajando con honestidad” como si no fuese su obligación de hacerlo. Acaso los elegimos para que no trabajen con honestidad, pues no, los elegimos para que hagan una buena conducción del aparato estatal. Lamentablemente nos engañan con sus campañas asegurándonos que ustedes serán las personas más probas para ostentar el cargo que les encomendamos. Nefasta mentira que siempre tratamos de remediarlo muy tarde. Esta dicotomía en esperar elegir el mejor y al final elegir al peor, acaba rompiendo la poca estructura democrática que poseemos en el país. Además de la confianza, que aún tenemos algunos, en una buena conducción del país.

Por otro lado, aparecen los gallinazos materializados en partidos políticos oportunistas. Enarbolando slogans como “El Perú Avanza” la pregunta lógica es ¿hacia dónde? Porque al desarrollo no llegamos ni aunque estuviésemos a un paso. Si su líder fundador reviviese de seguro se vuelve a morir al ver al partido que han convertido.

Ante todo ello, es menester nuevamente responder las preguntas iniciales, los barrenderos, no ocasionan tantos líos, como las autoridades, cuidan nuestra salud, realizan un trabajo esforzado barriendo a media noche. Sin embargo, no son los debidamente valorados de las municipalidades. Pese a ello, los malos políticos poseen gloria mal ganada, sueldos desmesurados y un carácter déspota y se convierten en terroristas de la gobernabilidad del país, sembrando la desconfianza y a una juventud asqueada de la política actual.