Reina sin rey

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Por: Ricardo León Aguilar

En 1921, se inició por primera vez un concurso de belleza tal como lo conocemos hoy. Este evento se realizó en Atlanta City de los Estados Unidos. Históricamente, esta costumbre de elegir a una persona que posea ciertas cualidades que otras no poseen, nació en Europa, en la que se elegía simbólicamente a un rey y reina de un determinado lugar. En esos concursos se buscaba la persona que represente las mejores virtudes de la localidad. No necesariamente ganaba la persona con mayor belleza física.

La denominación que se le da en Estado Unidos a la ganadora de estos concursos es el de “Miss” que significa en castellano “señorita”. No utilizan el apelativo de reina como en nuestro medio.

Los concursos de bellezas actuales siempre han recibido innumerables críticas ya que se somete a la mujer a una exhibición de su cuerpo, dejando de lado el aspecto racional e intelectual que deben de poseer las jovencitas. Ante ello, los organizadores de los concursos, les sueltan preguntas totalmente ridículas que tienen la suerte de ser un insulto al intelecto humano. Además, se sabe que los supuestos sobres secretos, que sacan las concursantes, ya han sido leídos previamente por ellas.

Cajamarca no ajena de ello, organiza un concurso de belleza dentro de la festividad del carnaval. Convocan a todos los barrios con la finalidad que postulen a sus más bellas adolescentes en este concurso. Este año, el entusiasmo por participar estuvo avivado por el regalo de un auto totalmente nuevo. Me imagino que aquello hizo saltar de felicidad y ansias de ganar a muchas jovencitas.

Lamentablemente, este concurso de belleza en el fondo no saca a relucir en nada lo tradicional de Cajamarca. Pues, se trata de copiar los eventos europeos que para colmo, sólo, han sido mal vistos por televisión. Y, para variar, jóvenes policías se tiene que quedar parados por más de 6 horas sobre el tabladillo por donde desfilarán las candidatas. Esto me hace pensar, que en el fondo, queremos parecer a este evento a una coronación de verdaderos reyes europeos. Los reyes europeos tienen militares asistiéndolos, debido a que es imperioso, en su modelo, que el poder público se subsuma a la corona. En nuestro caso, los jóvenes policías vestidos en sus uniformes de gala se subsumen cómicamente a las candidatas a Reina del Carnaval. Este hecho, que puede pasar desapercibido para muchos, da a entender que, en esta fiesta, el poder estatal se inca ante una reina de belleza. Igualmente relucimos nuestro machismo al tener una reina y jamás darle un rey. Una línea más al garabato de torpezas que hacemos los peruanos.

Todos los febreros los cajamarquinos nos segamos pensando que nuestro carnaval es único. No somos capaces de aceptar que nuestra fiesta no vende turísticamente, pese al potencial que tiene. Nuestros barrios, afanosos organizadores del carnaval, llevan a nuestras reinas, rebosantes de belleza, en unos gigantescos tráileres. Ese día, los tráileres dejan de realizar sus cotidianas labores de transporte de carga pesada, para llevar otro tipo de carga. Eso, me parece lo más insultante e indigno que puede haber para una señorita que va con ropa de gala. Combinan su belleza con un armazón metálico de carros que en días ordinarios transportan desde chatarra hasta materiales de construcción.

Es necesario que nuestro próximo patronato del carnaval organice una fiesta digna de la capital del carnaval, y no el mamarracho que se hace todos los años con accidentes incluidos.

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