Estado con demora

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Por: Ricardo León Aguilar
rleon.aguilar@yahoo.com


Uno de los fundamentos para crear al Estado fue que brinde los medios necesarios para satisfacer las necesidades de los ciudadanos. Ellos, otorgan al Estado el poder de gobernar y ostentar el “ius imperio” (poder supremo que posee el Estado gracias al pacto social) para generar así un clima de seguridad jurídica.

Para cumplir esta loable función de administración, el Estado prevé la constitución de ciertas instituciones y oficinas públicas, que serán las encargadas de materializar el poder encargado para satisfacción de los ciudadanos.

El poder estatal se estructuró realizando una división de poderes; es así, que hoy ostentamos tres: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Uno de los pensadores que desarrolló este planteamiento fue el francés Charles Louis de Secondat, más conocido como Montesquieu (1689 – 1755).

El define que el más importante viene a ser el Poder Judicial. Este es el encargado de administrar justicia, por tanto es un freno directo a los demás poderes. Ya que, si es imparcial y ecuánime en sus acciones, garantiza la libertad de la persona y el reconocimientos de todos los derechos conexos a su calidad.

Hoy en día, el Poder Judicial es vapuleado en todo el territorio nacional; y, no por capricho de la población sino, por esfuerzo de él mismo. Se han esforzado en llenar titulares de muchos medios de comunicación con jueces corruptos, demoras en procesos y malos tratos.

Este panorama no está lejos de Cajamarca, donde hoy, no sólo los jueces ejercen autoritarismo déspota, pues también los trabajadores administrativos despliegan un trato abusivo y denigrante hacia los administrados que acuden a estos órganos jurisdiccionales. En vez de poner coto a algún problema, salen llenos de ellos.

Estas últimas semanas, se han visto interminables colas en la oficina denominada Centro de Distribución General de la Corte Superior de Justicia de Cajamarca. Con pretexto que la mayoría de magistrados están de vacaciones en el mes de febrero, se han colocado tan sólo tres ridículas ventanillas que tienen que soportar la llegada de escritos de la sala civil, de las diferentes salas penales, juzgados civiles, penales, laborales y de familia. Sabiendo que la provincia de Cajamarca posee más de cien mil habitantes, es ilógico que estas tres ventanillas puedan atender la demanda de tutela jurisdiccional.

Lamentablemente, no sólo el problema es el reducido número de ventanillas. Ya que, existen trabajadores que tratan malcriada, déspota y arbitrariamente a los usuarios. Tanto es el temor que han causado, que hasta algunos abogados bajan la cabeza y suplican para que los atiendan antes de ir a tomar su refrigerio, pese a que hayan hecho colas de más de 45 minutos. Y, debido a la ineficiencia que tienen estos recepcionistas, que trabajan a velocidad de tortuga coja, llegan a la una y treinta de la tarde y desbaratan todas las colas y se niegan a atender.

Eso es un claro ejemplo de abuso del mísero poder que tienen. Olvidan que deben de atender a todos los que llegan antes de la una y treinta de tarde (que es hora de su refrigerio), y deben de estar en la capacidad de hacer frente a ese trabajo. Caso contrario, por ética personal, deben de renunciar y dedicarse a otra cosa que puedan hacer bien. De la misma manera, es culpa de la administración de esta institución estatal al no dotar de mecanismos logísticos como de personal a esta oficina. Es así, que cuando el funcionario o servidor público piensa que el poder que ejerce no es para servir a las demás personas, sino a sí mismo, este ejercicio se convierte en un acto déspota digno de las más imbéciles mentes trogloditas que piensan que el poder les coloca en un estatus superior.

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