Depredando el valle, pasé a la historia

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Por: Ricardo León Aguilar
rleon.aguilar@yahoo.com


Hace muchos años, Cajamarca era reconocida por ser una región lechera. Los prados verdes eran uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad. Las invernas daban cobijo al ganado, dotándoles de un buen pasto. Y, los establos de ganado proliferaron por todas partes. En ese entonces, se trataba de obtener tecnología para mejorar la producción de lácteos. Aún hoy, no es difícil encontrarlos muy cerca de la ciudad. Por ejemplo en el recorrido de Santa Bárbara en el distrito de Baños del Inca hacia el aeropuerto, uno puede notar una infinidad de establos, pese a ser un recorrido relativamente corto.

Con el tiempo Cajamarca, empezó a cambiar de actividad económica. Dejamos de ser una región ganadera para pasar a ser reconocidos como una ciudad minera y, poco a poco, me atrevería a decir como una ciudad comercial. Esto, puede haber sido beneficioso en ciertos aspectos, pero desagradable para otros. La conflictividad social ha aumentado alarmantemente. El descontento de ciertos sectores de la población sigue subiendo. Ello, a consecuencia de la mala redistribución de la riqueza en la región.

Para hacer frente a estos cambios, las autoridades políticas, han realizado y ejecutan diversos proyectos en lo referido a obras públicas. En la mayoría de casos, no han tenido la intención de combinar el boom económico con las antiguas actividades económicas y, mucho menos la modernidad con la naturaleza. Esto implica negar y despreciar nuestro pasado.

Estos afanes de propiciar un desarrollo desequilibrado, harán pasar a la historia a muchos políticos. Uno de ellos al alcalde de Cajamarca, pues, es su gestión la que ha propiciado una obra que será la culpable de matar el poco valle que poseemos. Llevará el cargo de conciencia por contribuir a que Cajamarca jamás vuelva ser reconocida como ciudad ganadera. Ningún producto lácteo tendrá el valor agregado de ser cajamarquino.

Esta obra denominada en quechua “Qapac Ñam”, que significa camino del inca, ha conseguido ser el camino a la depredación de las invernas y arboledas de Cajamarca. Me imagino que pronto la autopista de Cajamarca a Baños del Inca dejará de ser autopista y se convertirá en una triste avenida con fachadas de casas sin tarrajear y algunas tristes parcelas con vacas mal alimentadas. No es necesario ser muy ingenioso para prever que esta obra trae consigo una cola de crecimiento urbano alrededor de ella. Sin embargo, la idea central del Qapac Ñam, no es mala, ya que trata de descongestionar oficinas que se encuentran totalmente desordenadas a lo largo y ancho de la ciudad. Pero, lamentablemente no se respetó ningún criterio de conservación de los atractivos de la ciudad. Tampoco se respetó la iniciativa de crear un cinturón verde, como lo planteo el ex alcalde Luis Guerrero Figueroa. Con el cinturón verde se pretendía establecer una protección a la zona ganadera más bella de Cajamarca. Estas acciones como otras tantas, dejan ver que los políticos tradicionales, nunca siguen una línea de continuidad de las gestiones ediles. Tratan de desbaratar propuestas loables de sus antecesores. Cada uno en afán de protagonismo, pretenden plantear una solución muy a su manera, desacreditando o negando buenas ideas para un desarrollo sostenible.

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