La promo

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Por: Ricardo León Aguilar

-Habla promo- así empezó el reencuentro del 26 de diciembre del año pasado.

Muchos de nosotros ya no nos habíamos después de muchos años.

-Ese pavo, ta que trabaja aquí creo- dijo alguno viendo que uno de la promo bajaba unas gradas, pues había entrado por otro lugar al restaurant.

Empezábamos a reunirnos, ha volver a vernos a reconocer las caras y por no decir a volver a jodernos; no, con un ánimo malo, sino, la joda de los tiempos del cole, de los momentos de llamada de lista de los profes que les proseguían ecos con los apodos de todos nosotros.

-Bomba, Vallejo, Shipi, Picachu, Pato, Narincho, Yuka, Chato, Vaca, Cote, Curu, Chocho, etc- todos estos apodos fueron los bautizos que nos hicimos nosotros mismos. Jamás supimos que al recordarlos nos sacarían una sonrisa en aulas de universidad o el sitio dónde estemos.

-Vamo a comer ya- decían algunos queriendo entrar ya a sentarse en las mesas del restaurant.

-Ta mare, no jodas mierda, hay que esperar que lleguen más de la promo- respondían algunos mirando a la puerta para ver que alguien más que el Shipi esté llegando al lugar del reencuentro.

-Ya pe, hay que esperarlos con unas chelitas- dijo alguno y todos sin perder la conducta alcohólica que nos ha perseguido por años, nos dispusimos a seguirle.

Empezaron las charlas, preguntar qué están haciendo muchos de ellos, si trabajan, estudian o siguen de vagos.

Recordar a algunos compañeros, fue parte de la conversación.

-Hace años que lo veo- era la respuesta común al mencionar a algunos nombres de la promo.

La tarde siguió pasando, se acabaron las chelas. Todos empezamos a pedir la carta. La elección giro en torno a un plato de cuy, trucha y bisteck a lo pobre.

-Puta mare, esto está telasa- se quejaba alguno al ver el ridículo trozo de cuy que le pusieron el plato.

-Encima de todo más caro la webada esta- decía otro –que chucha comamos nomas-

Realmente la comida no fue tan buena, pero el momento de ver a los patas que hemos pasado 5 años de nuestras en mismo salón era la mejor recompensa que se podría querer en ese momento.

Después de la comida, decidimos irnos a tomar algunos tragos.

El pavo, como de costumbre, dirigió la dirección de nuestro camino para encontrar un buen sitio dónde tomar a las 3 de la tarde un día después de navidad.

-Vamo a la esquina- decía el Pavo- es cerca de la plaza, ahí la hacemos-

Sabiendo la experiencia del Pavo y la aprobación del experto del Chocho, decidimos irnos, todos, aquel lugar.

El bar se encontraba en segundo piso de una tienda bien surtida que queda justo en una esquina de alguna calle de la ciudad. El lugar era agradable aunque la música estaba pésima, tanto así que uno de los de la promo encendió su celular para tener un mejor ambiente.

El licor como de costumbre nos devolvió la confianza de familia que teníamos en el cole. Hablamos de todo. Nos jodimos. Nos contamos cosas de nuestra vida. Extrañamos juntos al cole. Realmente fue un momento lleno de amistad y fraternidad.

Al acabar ya las cervezas, decidimos ir a comer algo. Como es natural, luego de haber estado con tus patas tomando, no te queda mucho dinero en los bolsillos. Así que propusieron:

-Vamo a comprar papas fritas. ¿Cuánto hay?- dijo alguno

-10 lucas creo, juntando entre todos- respondí otro

-Ya chévere vamo- remato el primero

Fuimos a una pollería no muy grande que alguien de la promo recomendó. Al estar allí esperando, se le ocurrió a más viejo de la promo (el Chocho) a comer ají. La chacota de estar con tus amigos de infancia y adolescencia hizo que empecemos un gracioso concurso de quien come más ají. Al final nos trajeron las papas fritas para convertirlas en un macerado picante de papas fritas con ají. Salimos realmente picados por la mescla, pero con un agradable contento de volvernos haber reencontrado.

Pd. No sólo hablamos cojudeces, ya que el Picachú nos dio cátedra de macroeconomía y microeconomía. Otros de teología y política. Todo eso consiguió que el pavo y el chocho se queden jatos un momento.

Pd2. Para la próxima vayan más, para que haya más chela.

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