Transportistas en huelga

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Por: Ricardo León Aguilar

El novelista limeño Fernando Ampuero nos entregó la obra sugestivamente titulada “Puta linda”, en la que relata una serie de peripecias de un joven aspirante a novelista que se interna en el mundo de las prostitutas. Esta novela corta es interesante, pero, lo que llama realmente la atención es la forma en la que muere el personaje principal de nombre Luis Alberto. Es atropellado en una esquina por una combi.

Este episodio, recoge la realidad de nuestro transporte público. Es por ello, que hace unos años no se decía no se les decía en vano “combis asesinas” a estos armatostes rectangulares que nos sirven de medio de transporte a los que no tenemos vehículos propios. Estos no sólo se dirigen contra el vehículo en sí, sino también con los dos personajes principales de esta escena, es decir el chofer de combi y el cobrado, también llamado el “chuli”. Estos dos personajes nada entrañables de las personas, terminan siendo el motivo de varias cóleras y frustraciones de los pasajeros, transeúntes y otros conductores.

No es secreto que no respetan absolutamente nada, y sus actitudes matonescas y simplonas saltan a la vista, casi siempre van contra un pobre pasajero que no se mueve al ritmo que estos individuos quieren. Primero te mandan a sentarte al fondo del vehículo diciéndote cachosamente que entras, sabiendo que hay tres personas, no muy delgadas, con las que terminarás totalmente apretado. Si tan sólo el cobrador te enviase de buenas maneras, no sería nada malo, pero antes que una petición, parece una orden militar.

Aparte de manejar pésimo y no respetar los derechos de las demás personas, llenan sus vehículos con un número exagerado de gente, todo ello bajo su mentecata frase de “todos quieren viajar”.

Es por todo ello, que sus paros años tras años jamás han tenido legitimidad. La gran mayoría de las personas de Cajamarca nunca han apoyado tales medidas, pues siempre se dirigen a solicitar el cambio de una persona, como si eso solucionara el problema del transporte en la ciudad.

El problema es más de fondo, desde el cambio de concepción de los esquemas mentales de los “disque” llamados empresarios, que manejan torpemente este servicio público. Si tuviesen la verdadera intención de arreglar este problema, se preocuparían en darle a sus trabajadores capacitaciones acerca de la forma en la que deben de tratar a las personas que en buena parte son los que les llenan el plato que comen.

Tampoco se debe de dejar de lado, que en este negocio de transporte, existe una fuerte explotación a los menores de edad. En un gran porcentaje de combis, vemos a niños que abren la puerta, saltan del vehículo en movimiento, cargan paquetes de los pasajeros, gritan por último y cobran el dinero. Lo alarmante de ello es que lo hacen dentro de los días laborales de semana, de ahí salta la pregunta más obvia ¿y en qué momento van a sus clases? Con trabajadores sin educación apropiada no se podrá llegar a nada bueno.

Ante ello, debo rechazar enérgicamente esta huelga o supuesta huelga, pues no recoge un ánimo de arreglar algo, como bien podría ser una injusticia, tan sólo sirve para querer hacer sentar su capricho de algunos empresarios mequetrefes que utilizan menores para armar alboroto. De la misma forma, quiero increpar a las autoridades judiciales a velar por los derechos de los menores, y que esta vez no sean un instrumento de alguna idea desquiciada de algún manifestante.

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