Llegaron aquella tarde,
el 15 de Noviembre del Año del Señor,
1532,
y, desde el cerro La Shicuana ,
vieron abajo la llacta de Caxamarca,
“no muy grande, pero sí, hermosa,
con una plaza mayor que cualquiera de España”,*
más su extenso valle:
tierra hermosa para sus habitantes,
aunque llamada: “Lugar de Espinas”;
mientras para los conquistadores españoles,
tierra hermosa para sus habitantes,
aunque llamada: “Lugar de Espinas”;
mientras para los conquistadores españoles,
“Tierra de Oro”.
–– ¡Por eso hemos venido, mis valientes, por su oro! ––
se jactó Don Francisco Pizarro,
hombre de pocas letras,
duro, como una espada de acero toledano,
forjado primero en batallas bajo el sol italiano
y luego en aventuras americanas;
hombre de coraje,
probado en la Isla del Gallo
cuando desafió a sus compañeros:
–– Los que quieren seguir adelante conmigo
que crucen esta raya que he trazado en la arena.
Trece cruzaron,
“Los Trece de la Fama ”.
Fue este hombre fornido y corajudo
que recibió en Toledo,
a manos de la reina, Doña Juana,
“Las Capitulaciones”,
que lo nombraron Gobernador y Capitán General
de las tierras del Perú.
Ahora, tres años después, había llegado el momento
de traducir este nombramiento de papel
en una realidad.
–– ¿Veáis estas tierras, mis valientes?
¡Son nuestras y el oro que contienen!
–– ¡Oro, oro, oro!
Corearon los conquistadores.
–– ¡Oro, tierras y mujeres!
–– ¡Oro, oro, oro!
–– ¿Y la Buena Nueva de Cristo? ––
preguntó el Fray Vicente Valverde de la Orden de los Predicadores.
–– La traeremos, reverendo padre,
pero las cosas por su orden;
___________________
* Según los cronistas españoles. Cf. “Cajamarca, Historia y Cultura”, Julio Sarmiento Gutiérrez y Tristán Ravines Sánchez, Cajamarca, 2009. Página 69.
primero es la Buena Nueva del Oro.
–– ¿Y, si los indios no quieren dárnoslo?
–– Lo tomaremos.
Ellos no saben lo que tienen.
Son unos atrasados,
ignorantes,
salvajes aún.
Para ellos, el oro es mero adorno
y no tiene más valor que ser un reflejo del sol,
el Inti, su dios falso.
–– Tenemos que predicarles el Dios verdadero,
“Mi trinidad”, pensó Pizarro, “es el oro, las tierras y las mujeres”.
–– No solo rinden culto al Inti ––prosiguió Valverde––
sino a otro ídolo, el dios del rayo,
Catequil,
en cuyo honor hacen una reverencia especial al agua.
–– ¡Qué absurdos son!
¡Desprecian el oro y adoran el agua,
un elemento que hay en todas partes y que no vale nada!
–– ¡Así es la ignorancia!
Es nuestra misión civilizadora
sacar a esta gente de su atraso
y enseñarles el valor del oro;
el oro que aquí no compra nada,
pero en España consigue todo:
títulos de nobleza,
tierras y castillos,
especies y sedas,
joyas,
y mujeres bellas.
¡Cómo dejar el oro aquí
en manos de indios ignorantes que no comprenden su valor!
–– Quizás sean felices ––murmuró el fraile.
–– ¿Qué felicidad pueden tener cuando no aprecian el valor del oro?
Para nosotros, el oro es todo,
y sin él, no somos nada.
Para ellos, el oro es nada
(como no fue nada en la “Utopía” de Tomás Moro,
donde solo sirvió para forjar cadenas
y bacinicas*)
–– Dicen que lo que vale es ser feliz.
–– ¡Claro!
Y la felicidad la compra el oro.
Por eso hemos venido,
por el oro
_______________________
* “Utopia” fue escrita por Tomás Moro en 1512. Cf. “The Life of Thomas More”, Peter Ackroyd, London , 1998. Página 168.
y para nuestra felicidad.
–– ¿Y ellos?
–– ¡Ellos!
¡Qué nos importan!
*****
La historia nos cuenta los detalles de lo que luego sucedió,
de cómo Don Hernando de Soto y un puñado de caballeros
visitaron al Hijo del Sol,
el Inca Atahualpa,
acampado en Pultumarca,
donde brotan “Las Aguas del Fuego”,
cuyo vapor impregna el ambiente
y do el corte imperial del Tahuantinsuyo descansaba
antes de tomar de nuevo el rumbo al sur,
para enfrentarse con Huascar Inca
y arrancarle la “mascaipacha”
para ceñir con ella, en el mismo Cusco,
los sienes de Atahualpa.
Sin embargo,
para el éxito de esta empresa había malos augurios,
porque los videntes del dios Catequil
negaron confirmar que Atahualpa
ceñiría en el Cusco el emblema imperial.
–– ¡Inti es superior a Catequil! ––gritó Atahualpa infurecido––
¡Qué sus videntes sean degollados!
¡Qué sea arrastrado el santuario de Porcón!*
¡Qué no quede piedra sobre piedra!
De eso, no sabía Don Hernando de Soto
al invitar a Atahualpa a encontrarse con el Gobernador,
en la llacta misma de Caxamarca.
Fatalmente,
el Inca aceptó,
y el 16 de Noviembre, hacia la tarde, avanzó,
rodeado por el esplendor de la corte imperial.
Los pajes se adelantaron,
vestidos de librea de colores,
barriendo el camino,
y detrás de ellos caminaron
las ñustas y las Vírgenes del Sol,
alegres,
bailando
y trayendo ofrendas en vasijas de oro.
Los cortesanos principales,
ataviados con brillantes vestidos,
____________________
* Cerca de Huamachuco
rodearon a los ochenta nobles guerreros portando en alto
el palanquín donde se sentaba
el majestuoso Atahualpa;
los cabos de las maderas cubiertos de plata,
y todo engalanado con plumas de papagayos: ¡hermosas!
En el horizonte,
el sol rojizo se ocultaba con resplandor entre las doradas nubes,
¿en lenta despedida a su hijo?
Una sombra cruza la plaza,
erguido y sin temor;
el Fraile Vicente Valverde,
portando un libro santo,
una cruz,
y el “Requerimiento”,
acompañado por Martinillo, su traductor.
–– Vengo de parte de su majestad, Carlos V,
por la gracia de Dios,
Emperador del Sacro Imperio Romano y Rey de León y Castilla,
para exponer la Palabra de Dios,
exigir vuestra aceptación de ella,
y vuestra sumisión a su majestad, Don Carlos,
y a la Santa Madre Iglesia.
*****
¡Qué ironía!
El “Requerimiento”
da legalidad a la incursión española
y la toma de posesión del Tahantinsuyo,
basada en la Bula “Inter Caetera” del Papa Alejandro VI,
1493,
que, de un plumazo,
dividió el “Nuevo Mundo de las Américas”
entre los Reyes de España y Portugal;
quienes, luego,
se pusieron de acuerdo en “El Tratado de Tordesillas”,
sobre esta repartición de lo ajeno.
Ahora,
el Fray Valverde
informa a Atahualpa
que en estos títulos se basa el “Requerimiento”,
legales, claro está,
y que no le queda más remedio sino someterse,
o ser declarado en rebeldía,
contra Don Carlos, su señor feudal,
cosa que,
aún más claro está,
el Inca no entiende.
¿Cómo va a entender que alguien que no es dueño aquí
regale tierras de Caxamarca a foráneos?:
tierras ganadas en batalla contra el Reino de Cuismanco,
en tiempos del gran Inca Pachakutek,
por el ejército cusqueño, capitaneado por Cápac Yupanqui.*
Martinillo sonríe cínicamente al terminar la exposición del fraile.
Él ya sabe a donde va la corriente de la historia;
no con el Inca,
a pesar de la magnificencia de su corte,
sino con estos conquistadores rudos,
malolientes,
vestidos con acero
y portando tubos de fuego.
En cuanto a la palabra del verdadero Dios,
el fraile le alcanza al Inca el libro,
le explica que es la voz divina,
y que debe reconocer el dominio espiritual del Papa Clemente VII,
ahora reinando gloriosamente en la Sede Apostólica
de los santos mártires Pedro y Pablo.
El Inca pone el libro a su oído
y, al no escuchar nada,
lo tira al suelo.
–– ¡Cristianos!
¡Los evangelios de Dios por tierra!
¿No veis lo que pasa?
¿Para qué estáis en comedimientos y requerimientos
con este perro lleno de soberbia?
¡Vienen los campos llenos de indios!
¡Salid a ellos, que yo os absuelvo!+
Sueltan los conquistadores sus perros salvajes,
disparan los cañones escondidos,
y cargan los caballeros contra los miembros de la corte imperial.
Ésta no es una batalla entre ejércitos,
sino un masacre de cortesanos.
En pocos minutos,
el palanquín del Inca se desploma,
y no faltan chachapuyas,
otros indios auxiliares,
y aun caxamarcas,
resentidos por la derrota de su antiguo Reino de Cuismanco,
que aplauden,
mientras los conquistadores arrastran a Atahualpa,
su ropa fina hecha jirones,
a una habitación que hoy en día se denomina
“El Cuarto del Rescate”.
*****
_____________________
* Cf. “Cajamarca y Atahualpa”, John Hemming en “Historia de Cajamarca”, Tomo III, Cajamarca, 1986. Página 22.
+ “Cajamarca, Historia y Cultura”. Página 69.
Ahora viene el trato:
–– Si lleno con oro este cuarto,
¿me concederán la vida y la libertad?
Pregunta Atahualpa.
––¡Trato hecho!
¡El oro es el precio de la vida!
Y, para cumplir con el ofrecimiento del Inca,
es saqueado el Tahuantinsuyo.
Vasijas de oro,
collares,
orejeras,
llegan a Caxamarca
para que en el “Lugar de la Fundición ”
sean reducidos a lingotes
y así transportados al distante rey
que reclama las riquezas de América del Sur.
Hasta el gran disco de oro en el Coricancha
es jalado con sacrilegio al suelo
entre gritos de borracha alegría
para satisfacer la codicia exorbitante
de los conquistadores,
idólatras adoradores del nuevo Becerro de Oro,
estupradores,
violadores de las Vírgenes de Sol.
Con la llegada del oro a Caxamarca,
el Inca espera que ya los conquistadores cumplieran su palabra,
como él ha cumplido la suya.
Pero, no.
Olvidan su palabra y deciden matar a Atahualpa,
legalmente, claro está.
Entonces,
lo enjuician con acusaciones
tan remotas de la realidad del Tahuantinsuyo
como lo habían sido las cláusulas del “Requerimiento”
para justificar la conquista.
En tales circunstancias,
es lógico,
que Atahualpa tendría que ser culpable
y que lo pueden condenar a muerte:
sentencia cumplida
el 16 de Julio del Año de Gracia, 1533.
*****
El Inca Atahualpa no fue el primero a morir
por la codicia de los conquistadores.
Ya, desde su llegada a la isla La Española ,
1492,
han matado cruelmente a los indios,
después de engañarlos con chucherías
para tomar posesión de sus tierras,
provocando así
que el cuarto domingo de Adviento de 1511,
el Fray Antón de Montesinos
levantara su voz en protesta y decirles:
–– Todos estáis en pecado mortal
y en él vivís y morís,
por la crueldad y tiranía que usáis
con estas inocentes gentes.*
Pregunta el fraile si éstos no son hombres.
¿No tienen ánimas racionales?
Y, en efecto, la respuesta es:
¡No!
Más tarde,
a pesar de “Las Leyes Nuevas”,
sigue el trato cruel y despiadado,
y los indios siguen muriendo,
sobre todo en las minas del maldito oro;
que siempre trae la muerte.
Sin embargo,
tan perversa es la razón humana
que, en 1574,
se publica “El Parecer de Yucay”,
que afirma que Dios,
en su sabiduría,
colocó el oro
para atraer los portadores del Evangelio:
–– Así digo de estos indios
que uno de los medios de su predestinación y salvación
fueron estas minas,
tesoros y riquezas,
porque vemos claramente
que donde las hay va el Evangelio volando y en competencia,
y a donde no las hay, sino pobres,
es medio de reprobación
porque jamás llega allí el Evangelio;+
que quizás el mismo autor jamás haya leído bien,
porque dice:
–– Es imposible servir al mismo tiempo
a Dios
y al dios dinero.%
%%%%%
____________________
* Cf. “Dios y el Oro de las Indias, Siglo XVI”, Gustavo Gutiérrez, Instituto Bartolomé de las Casas y CEP, Lima 1989. Página 29.
+ Ibid. Página 115.
% Mt. 6,24.
Llegaron los satélites y,
a través de ellos,
se podría ver la ciudad tranquila de Cajamarca,
“ciudad española de techos de tejas,
con soberbios monasterios coloniales
y una imponente catedral barroca”,*
con su extenso valle,
y las hermosas tierras subiendo hasta la jalca
do surgen las cumbres montañosas;
tierras fértiles,
jalcas, de ichu cubiertas
y miles de hectáreas de humedales y bofedales,
más lagunas y riachuelos.
Todo, en sus entrañas, esconde el oro
que los satélites detectan.
–– Sí,
por eso nos interesan las tierras cajamarquinas ––
afirman los empresarios yanquis y franceses,
hombres duros, forjados por los negocios transnacionales,
con corazones como de acero toledano,
que se apresuran a sobornar a Lima
para que les conceda el derecho para abrir minas,
como si fueran los reyes de España y Portugal,
apoyados por la Bula “Inter Caetera” del Papa Alejandro VI,
repartiendo tierras ajenas entre ellos.
La corrupción y la coima prevalecientes en la capital
disponen que el gobierno
concede el derecho al “Newmont Mining”
y su socio, “Buenaventura”,
dándoles el “Requerimiento” para proceder,
e indicando, claro está,
como en los tiempos de la Conquista ,
que se hace todo legalmente.
*****
–– ¡Oro, oro, oro!
Correan los empresarios y los inversionistas.
––¡Oro, trago y mujeres!
Sonríen los ingenieros y obreros.
–– ¡Y la “Buena Nueva de Desarrollo y Progreso”!
–– ¡Pero, primero es el oro!
–– ¿Y si los indios no quieren dárnoslo?
–– ¡Lo tomaremos!
¡Ellos no saben lo que tienen;
son unos atrasados,
ignorantes,
salvajes aún!
_________________
* Cf. “Historia de Cajamarca, Tomo III”. Página 15.
¡Para ellos, las jalcas no son más que ichuales
y pastos para el ganado!
–– ¡Hasta reverencian la Pachamama
y los cerros como Apus Protectores!
¡El sol les es tan importante para la agricultura,
como si todavía rindieran culto al Inti;
y hablan del agua como si honraran también a Catequil!
¡Dan gran importancia al Canal de Cumbemayo,
cuya entrada brinda unos pocos nuevos soles al Ministerio de Cultura,
como si fuera más importante que el oro!
–– ¡Así es la ignorancia!
Dice un empresario en Denver, Colorado, USA:
–– Es nuestra misión civilizadora
sacar a esta gente de su atraso
y enseñarles el valor del oro
que permita a nuestras inversionistas americanos
ser miembros de clubes de golf,
exclusivos, por supuesto,
comprar yates y mansiones,
realizar negocios multimillonarios
y conseguir bellas mujeres.
–– ¡Cómo dejar el oro aquí en manos de indios ignorantes
que no comprenden su valor!
–– Quizás sean felices pastando el ganado.
–– ¿Qué felicidad pueden tener
cuando no comprenden el valor de lo que tienen?
Para nosotros, el oro es todo,
y, sin él, nada somos,
para ellos, el oro no existe,
nada es.
–– Lo que vale es ser feliz.
Y bien nosotros sabemos
que la felicidad se compra con el oro.
Por eso hemos venido,
por el oro y por nuestra felicidad.
–– ¿Y ellos?
–– ¿Ellos?
–– ¡Qué nos importan!
*****
Entonces, sin cualquier seria consulta social,
unos agentes de las compañías mineras
visitan a los campesinos, ofreciendo chucherías,
precios irrisorios,
para la venta de terrenos,
aunque a la gente pobre les parecía una fortuna,
que en seguida se disipara en unas cuantas borracheras.
De pronto,
los campos abiertos de las jalcas
se encontraron cercados con alambres
y aparecieron avisos proclamando:
Propiedad privada.
Orden de disparar.
*****
Al apropiarse de las primeras tierras doradas,
los mineros pronto eliminaron la hermosa laguna Yanacocha
y la reemplazaron con una llaga honda en la Pachamama ,
una herida de tajo abierto,
una violación de estupradores,
como aquella de las Vírgenes del Sol por los conquistadores.
También querían destruir el cerro Quilish,
Apu y cerro acuífero de Cajamarca.
Con eso, ya vino la protesta
y los cajamarquinos tomaron conciencia de lo que estaba sucediendo;
mientras para los mineros
la avaricia y devoción al Becerro Dorado
se extendían todavía más allá,
hacia Conga, con sus lagunas:
El Perol,
Alforjacocha,
Azul,
Chica,
Mala,
y Empedrada;
lagunas pristinas,
parte esencial de un hidrogeológico sistema
formado durante milenios.
Los mineros ofrecieron estudios del impacto sobre el medioambiente
y, como juez y parte,
pretendieron convencer que, lejos de ser negativo,
el Proyecto Conga sería un gran avance.
Pero,
¿cómo puede ser un avance el destruir lagunas en cabecera de cuencas,
privando a valles enteros del agua cristalina,
y produciendo solo una ganancia efímera
a costo de la agricultura perenne?
Entonces,
–– ¡Ya basta! ––fue el grito.
–– ¡Conga no va!
–– ¡Agua sí, oro no!
Y, en multicolor indumentaria,
como aquella corte del Inca Atahualpa,
vinieron los cajamarquinos:
con los hermosos atuendos de las mujeres chetillanas,
los ponchos granate de los bambamarquinos,
sombreros celendinos,
gorras béisbol y jeans de moda de los universitarios.
En vez de las ofrendas de las ñustas,
los gremios,
grupos y colegios profesionales,
más individuos independientes
portaron sus pancartas
y gritando:
–– ¡Oro no! ¡Agua sí!
A la multitud congregada
se le dio a saber
que, según las compañías mineras
y el supremo gobierno en Lima,
todo el despojo y apropiación de tierras,
más la violación del paisaje
y la destrucción ambiental,
era legal,
gracias al “Requerimiento” dado desde la capital.
Éste,
de acuerdo con la Constitución y Ley,
ha entregado el subsuelo cajamarquino
a los conquistadores mineros,
porque: “Los recursos naturales,
renovables y no renovables,
son patrimonio de la Nación.
El Estado es soberano en su aprovechamiento”. *
Y aunque la misma Constitución diga:
“El Estado está obligado a promover la conservación
de la diversidad biológica…
y, preferentemente el desarrollo agrario”; +
el Estado es débil y,
en la práctica, prefiere la minería.
que da dinero en seguida.
*****
En teoría,
todos los ciudadanos somos iguales ante la Ley ,
–– Pero algunos,
––como dijo el chancho en la granja de George Orwell, %
después de la rebelión de los animales––:
son más iguales que otros.
Los mineros son más iguales que los agricultores y ganaderos,
porque el Estado recibe más dinero de ellos,
a corto plazo, por supuesto;
y hoy en día en el Perú,
_______________________
* Artículo 66.
+ Artículos 68 y 88.
% El nombre real de George Orwell fue Eric Blair y, en 1945, escribió “Rebelión en la granja”, una alegoría satírica del comunismo totalitario.
a cualquier animalito que protesta contra lo que dice el chancho
se le llama:
–– “Perro de hortelano”.
*****
Los mineros y el gobierno
ofrecen de su parte a los cajamarquinos
“La Buena Nueva del Desarrollo y Progreso”
con todos sus adelantos materiales,
dando empuje al consumismo
que asegurará que ya somos gente que puede gastar
en los night-clubs y en los múltiples burdeles,
en las tiendas de El Quinde y en drogas.
Desde la capital preguntan:
–– ¿Cómo no van a estar felices los cajamarquinos
ahora que gozan de este gran salto hacia un futuro mejor?
Los muy ignorantes se quejan de la contaminación,
del caos vehicular,
de la violencia,
del crecimiento urbano desordenado y feo,
del cáncer y de otras enfermedades,
y del agua mineral, “marca Yanacocha”,
(que llega reciclada por cuatro tubos
donde antes había el inicio del Río Grande).
–– ¡Qué poco precio pagan por el gran adelanto de Cajamarca!
¡Poco precio!
No han valorizado todos los daños y perjuicios
que causa la minería
y por eso en Lima preguntan:
–– ¡Cómo es posible que los cajamarquinos rechacen
el hermoso “Evangelio del Desarrollo y el Progreso”!
Entonces, vienen los gritos de los mineros y sus aliados:
–– ¡El Evangelio por los suelos!
–– ¡Cajamarca está secuestrada por unos cuantos terroristas!
–– ¡El Gobierno Regional es “polpotiano”!
–– ¡Es pura ideología!
–– ¡No es un problema social, sino político!
–– ¡Son egoístas ignorantes que no quieren el adelanto del país!
–– ¡El oro pertenece a todos los peruanos!
(¿Y los relaves y la contaminación también?)
*****
Parece que en la capital no entienden que el problema es el agua.
El agua no es una ideología.
El agua no es política.
¡El agua es vida!
Queremos el desarrollo y el progreso,
pero que sean verdaderos,
sostenibles,
renovables,
y no efímeros,
o con miras puramente electorales.
Entre pugnas políticas,
nuestro Estado débil
no tiene un proyecto coherente de desarrollo,
sostenible e integral,
un desarrollo en que la economía es para el hombre
y no el hombre para la economía,
como insisten “Los Indignados”.
Un desarrollo
donde la riqueza no queda en manos de una minoría,
dejando que la gran mayoría de la población
sigue sumergido en la pobreza,
como sucede actualmente en Cajamarca,
la tercera Región más pobre del Perú.
Hace falta escuchar una voz auténtica:
“El modo en que el hombre trata el ambiente
influye en la manera en que se trata a sí mismo,
y viceversa.
Esto exige que la sociedad actual
revise seriamente su estilo de vida que,
en muchas partes del mundo,
tiende al hedonismo y consumismo,
despreocupándose
de los daños que de ellos se derivan”. *
Y no hay que olvidar que el “Evangelio del Progreso”
tiene efectos desastrosos cuando se maneja sin ética,
como demuestra el colapso económico
del año 2008.
*****
Gritó también la Cámara de Comercio
y mucho de la prensa limeña:
–– ¡En Cajamarca, hay paro y desorden!
El mayor “desorden” durante el paro
fue la tranquilidad de las calles,
sin taxis,
mototaxis,
combis,
y las cuatro por cuatro,
tocando incansablemente el claxon insoportable,
y sin policías de tránsito,
contradiciendo los semáforos o chillando con sus pitos.
También hubo el “desorden” de las ollas comunes,
manejadas por hermanas religiosas,
__________________
* El Papa Benedicto XV en su Encíclica “Caritas in Veritate”, N° 51. Año 2009.
quienes, con mangas arremangadas, cocinaron pailas
de papas,
de trigo y arvejas,
de arroz,
de carne
y de verduras,
todo donado por la solidaridad popular;
mientras algunos mayoristas y comerciantes
aprovecharon
para subir los precios de los alimentos.
Entonces,
según la perspectiva de la capital,
centralista e ignorante del interior del país,
se hizo necesario poner fin a este “desorden”
y declarar un Estado de Emergencia.
Mandaron tropas,
que llegaron,
marchando por la plaza con paso firme,
patriótico y militar,
aunque algunos dijeran que
el paso de oca es propio de los fascistas
y que su entrada en Cajamarca hacía pensar
en aquella de las hordas nazis en París,
1940,
y con ecos
del 16 de Noviembre, 1532.
*****
Seguimos firmes:
¡Conga no va!
El supremo gobierno invita al diálogo,
al mismo tiempo diciendo:
–– ¡Sí o sí, Conga va!
Entonces,
¿qué diálogo puede haber?
¿Escucharán las voces de la Marcha por el Agua?
O ¿seguirá el triunfo del maldito Au sobre el vital H2O?
Y aunque, por el momento,
Cajamarca está más callada,
debajo de la superficie,
como en tiempos de la Colonia ,
corre por sus venas la disconformidad
y las ganas de seguir luchando
con el espíritu del antiguo Catequil.
Miguel Garnett Johnson,
Presbítero y Escritor,
DNI 26606222,
Cajamarca, 13-02-12.